martes, 24 de marzo de 2009

Media Vida

Sigo sintiendo tu aroma. Sí, no sé cómo es posible. No sólo lo huelo, no sólo lo aspiro. Lo siento, lo traigo cerca de mí. Persiguiéndome. Rondándome. Tratando de conjuntarse conmigo, con el mío. Lo traigo a él y no sólo a él. Te traigo a ti. Muy cerca. Quiero pensar en algo más y me regresas a la mente, al pensamiento. A mis segundos, a mis minutos y a mis horas. Te soñé y me volví a acordar de ti. No fue suficiente pasar horas contigo. Se necesita más, se necesita mucho más que eso. Se necesitarán horas de sueños, horas de vivir, de alejarme de ti, para que tal vez no ocupes todo mi espacio de tiempo pensándote. Para que probablemente te recuerde día con día un poco menos. Pero nunca por siempre, nunca perdiéndote por completo. Sin embargo todo a medias. Te veré como tantas veces sólo unos momentos, sólo esos pequeños instantes y tardaré una eternidad en mi corazón para poder rescatarte, para poder tenerte de nuevo y poder con eso apasionarte.

Efectivamente, todo a medias, medio amor, media pasión. Media vida. Todo lo divido, así tiene que ser. Te dejo cada día un poco más lejos, para de pronto regresar y verte ahí, como cualquier día de antes, como la que has sido durante este largo tiempo de conocerte. Media luna, me regresas cada mañana. Donde no te puedo ver, donde sólo puedo acordarme de ti y sentir tu ausencia, aquella que me mata con una sonrisa. Que me desvanece junto con esa melodía. La de media, la de la incompleta, la que le falta por terminar, por ser un todo, como a mí, que me faltas tú. Ella misma que me puede desaparecer, que me puede esconder debajo de tus pensamientos, debajo de alguno de tus sueños, de esos casi imposibles, de los casi inimaginables. De los prohibidos. Porque no debería de ser así, debería de ser de otra forma. Modificada ahora, o tal vez antes.


Cuando sea, no debiera ser así. Pero estuve contigo, estuve perdiéndome donde no tenía que hacerlo. Y me arrepiento y sonrío. Y repito tantas cosas. Regreso tantos pensamientos. Y me enorgullezco y me humillo. Todo se envuelve en la tela de la sinceridad y la mentira. Mezclado, como no tendría que serlo. Tan difícil de entenderlo. Como lo nuestro, idéntico. Como ese beso que se perdía a cada instante, de los dos, de lo que era nuestro y no podía serlo. Te cuento de ayer, de todos los días, del futuro. De lo que me amenaza y lo que me promete. De todo, debes de saberlo todo completo. Y tendrás que repetirla, a ella, a la melodía.

Tendrás que regresar, como tantas ocasiones.

Tendrás que leer y darte cuenta que esto es tuyo, pero también mío. Y lo tendremos que compartir. ¿Hasta cuándo? Hasta que yo ya no respire, hasta que te enteres que yo ya no estoy, que yo ya no soy. Entonces así, dejaremos de ser los dos, y de vivir. Y de ser esto tan complicado que lloro y que disfruto. Ya no tendré todo esto, todo ese aroma. No te asustarás. Lo sé. Quizá te sientas a medias. Como todo esto que fue. Como probablemente yo moriré.

Esto es vivir a medias, como terminar
y tratar de comenzar de nuevo.
Como no completar, como lo mucho que faltas.

Andrés Magaña
Lic. Gestión de Empresas Turísticas, 7timo Semestre.
U.A.G.

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