¿Recuerdas que un día te prometí mil cuatrocientos cincuenta y seis poesías sólo para ti? Los fabrique y los decore para ti, pero jamás llegaron, ni lo harán. Están todos en mi cabeza, esperando por ser escuchados, pero no lo harán. Tu te rehúsas a escucharlos, y yo a escribirlos. Si supieras lo triste que fue amarlos, todos llevan tu nombre, absolutamente todos. Y aun así partes de no reconocerlos, porque no huelen a ti. Lo son, son para ti. Y me duele. Me gustaría soñar para ti una vez más antes de olvidarte,y escribirte mil cuatrocientos cincuenta y seis poemas más, crearte un mundo donde podamos soñar, dormir y morir tu y yo, o al menos tú. Pero duele. Crearlo para ti seria desgastante, no te conformas con nada. Crearlo para mi seria ingenuidad, no quiero encerrarme de nuevo.
¿Para quién son mil cuatrocientos cincuenta y seis poemas?
Deben ser para mí misma,
es lo único que queda.
Blanca Montoya.
Relaciones Internacionales, 3er Semestre.
ITESO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario